Aceptar los cambios en la adolescencia

La pubertad y los cambios en la adolescencia marcarán el desarrollo y vivencias de tu hija en esta etapa. Su experiencia depende en parte del apoyo familiar que le brindes.
En este artículo te damos varias estrategias para conseguir que tu hija integre estos cambios de forma positiva y viva su cambio de una manera óptima.


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Aceptando los cambios en la adolescencia sin sorpresas

La adolescencia se caracteriza por ser la primera crisis de la vida. Las crisis son etapas de cambios que acompañan a un determinado ciclo vital. Tú ya la pasaste y la mejor forma de ayudar a tu hija es recordar tu propia experiencia e informarle de lo que se le avecina.
Durante la pubertad se observan cambios en tres áreas relacionadas entre sí:

  1. Hormonales. Su cerebro segrega hormonas en abundancia para culminar el desarrollo del aparato reproductor. Ello origina marcados cambios de humor y alteraciones en la piel: Sudoración, tersura, acné, etc.
  2. Estructurales. En esta etapa se aprecia un fenómeno conocido como “estirón”, por el que la adolescente crece mucho repentinamente. Suelen ser las chicas las primeras en pegarlo.
  3. Físicos. Aparecen los caracteres sexuales y culmina el desarrollo genital. Además de los cambios en sendos órganos sexuales, a las chicas les crecen los senos.

Los vaivenes hormonales desencadenan diversas consecuencias y varían entre uno u otro sexo. Pero es común en ambos sexos tener la sensación de que el adolescente “está en las nubes” y de hecho este aspecto puede desembocar en perjuicios en su rendimiento académico. Además, los cambios en la piel seguramente le producen rechazo hacia su nuevo y fuerte sudor, como al acné.
Pegar el gran estirón puede acarrear dolor muscular, apatía, jaquecas y malestar general. Por otra parte, este gran salto estructural hace que tu hija se mueva de forma patosa hasta que se acostumbre a la nueva longitud de sus huesos.
Físicamente, el proceso de caracterización sexual es bastante diverso: Nacimiento de vello púbico, cambios en la voz, etc. Los órganos sexuales terminan de desarrollarse hasta ser funcionales y se dan sus últimos cambios en la adolescencia de diferenciación anatómica.
El que estos cambios se produzcan de diferente forma y a distinta edad dependiendo del caso, dificulta supervisarlos y te puede desorientar. En muchas ocasiones tu hija acudirá a fuentes de información erróneas, por lo que es mejor que siempre pueda contar contigo.

¿Por qué me pasa esto mamá?

Sabes que a tu hija algún día le vendrá la regla. Por ello es adecuado que hables del tema de forma abierta y sin tabúes. Qué no te ocultes cuando menstruas ni escondas de su vista tus productos de higiene femenina.
La espera y llegada de la menstruación puede enloquecer a tu hija pese a estar avisada de antemano. Se le puede hacer eterno si la regla tarda mucho o que sienta fastidio si llega muy pronto.
Antes de que ocurra lo inevitable es aconsejable que:

  1. Le expliques a tu hija a qué responde el ciclo menstrual y lo positivo que es utilizar la regla como marcador del nivel de hierro y salud.
  2. Expongas las opciones de productos de higiene femenina: Compresas, tampones o copita menstrual, la cual recomiendo adquirir en farmacias.
  3. Proponerle, a modo de entrenamiento, que pruebe a ponerse una compresa para que sepa lo que es llevar una.
  4. Prevenirle que durante la regla se producen contracciones que en ocasiones pueden causar dolor, pero que esto no se puede controlar.
  5. Advertirle de la posibilidad de que antes de menstruar sus pezones se hinchen y adquieran una gran sensibilidad.
  6. Informarle de que las hormonas que intervienen en la menstruación seguramente le produzcan cambios en la adolescencia en cuanto a su estado de ánimo.

Conductas a evitar cuando a tu hija le llega su primera regla

  • Decirle que no tiene por qué avergonzarse de ello, ni por qué ocultar su alegría. La llegada de la menstruación produce variedad de actitudes.
  • Avisar a toda la familia para prepararle una gran fiesta de “bienvenida a ser mujer” tampoco es adecuado.
  • Ponerle sobre aviso de que a partir de ahora debe evitar a los chicos y evitar posibles embarazos.

Quiero ser normal “como las demás”

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El deseo más común entre las adolescentes es parecerse a su grupo de referencia, su grupo de iguales. Esto les proporciona seguridad cuando su anhelo se cumple y una gran ansiedad cuando ocurre lo contrario.
Las situaciones a las que se tiene que enfrentar tu hija para aceptarse a sí misma y que le generan gran contrariedad son:

  1. Sus senos están menos desarrollados que los de sus compañeras o ni siquiera comenzaron a desarrollarse.
  2. Sus senos crecieron mucho más que los de sus compañeras.
  3. Tiene un pubis muy hirsuto y una gran cantidad de vello en zonas del cuerpo muy visibles como la cara.
  4. La altura es muy superior a la de su grupo de iguales debido a un precoz estirón.
  5. El peso subió considerablemente durante la etapa prepuberal.

Cuando tu hija no asume bien estos cambios en la adolescencia puede que te pida una intervención de cirugía para aumentarlos o reducirlos. No puedes prestarte a esta petición porque proporcionarle ese parche no le ayudaría en absoluto.
El hecho de que desee depilarse es normal teniendo en cuenta la carga social que la depilación tiene en nuestra cultura. Pero has de supervisar qué tipo de depilación quiere llevar a cabo y en qué zona de su cuerpo. Determinadas depilaciones no son apropiadas según qué edad.
Una forma de rechazar su nuevo cuerpo y controlar sus curvas es poner en marcha dietas estrictas o ejercicio exagerado. Esto puede deparar bien en trastornos de la conducta alimentaria, como la bulimia o la anorexia. O bien en trastornos relacionados con la percepción del propio cuerpo, como la dismorfia.

Bibliografía utilizada para escribir “Aceptar los cambios en la adolescencia”

  • Ferrerós, Mª. L. (2006). Sí, mamá. Barcelona: Planeta.
  • Gravelle, K. y Gravelle, J. (1999). El libro de la regla. Nueva York: Médici.
Patricia Largo Baraja: Licenciada en Psicología por la Universidad de Salamanca y con dos Máster centrados en la Psicología Clínica. He elegido de forma deliberada utilizar los plurales femeninos no porque me dirija en exclusiva a las madres con hijas adolescentes. Me dirijo a madres y a padres con hijas y con hijos. Pero si queremos conseguir la equidad, los chicos adolescentes han de acostumbrarse a ser tratados dentro del grupo de LAS adolescentes, al igual que hasta ahora las chicas adolescentes han sido consideradas dentro del grupo de LOS adolescentes.