La motivación por ser feliz parece perseguirnos y motivarnos a diario. Durante la adolescencia, felicidad y adaptación son dos claves vitales.
En este artículo analizamos de qué forma perseguimos la felicidad y cómo puedes ayudar a tu hijo para definir sus objetivos correctamente.
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Básicamente la felicidad es un invento para vender libros. Y no libros buenos, sino que se trata de literatura basura que copa librerías, estanterías y bibliotecas…
La felicidad es una utopía puramente subjetiva; sin definición conceptual ni acuerdo respecto a sus bases. Se puede decir que existen tantas felicidades como huellas dactilares. Esto es, es una conjetura individual e intransferible de cada persona. En la adolescencia, felicidad y adaptación son factores sociales clave.
Es la psicología positiva (una pseudopsicología/plaga que infecta la sociedad occidental desde hace décadas) quien se ocupa de dicho valor humano. La Psicología Positiva tiene sus raíces en la visión consumista, capitalista y religiosa de la cultura norteamericana. Pero ello no ha evitado que se extendiese viralmente como un veneno por todo occidente. Pese a carecer de base científica alguna y contravenir el sentido mismo de la especie humana.
La “happiología” ofrece una motivación halagadora y pelota que le confiere un gran atractivo y baja repulsa. Por ello cosecha tanto éxito entre las adolescentes y las personas que presentan una gran precariedad mental. Algunos de sus productos estrella:
- cambio personal
- desarrollo personal
- autoestima y bienestar
- visualización de metas
- autocontrol
- crecimiento personal
- autoconocimiento
- deshacerse de vampiros emocionales (personas tóxicas)
- poder mental
Son los libros de “autoayuda” los que dan la receta (como si de hacer un bizcocho se tratase) de cómo ser feliz. En ellos se exige una hipervigilancia y constante control de las emociones, para su análisis e inoculación de aquellas que son “negativas”. Tal atención hacia uno mismo es una conducta muy egoísta e inadaptada.
Se ha demostrado que el egoísmo es una característica de la psicopatía. Así que se deduce que la Psicología Positiva aboga por convertir a personas normales en individuos egoístas y desasidos de la sociedad. Durante la adolescencia, felicidad y adaptación condicionan a nuestros hijos a través de la influencia social.
Que levante la mano la que después de leer un libro de autoayuda alcanzó la felicidad. Aunque estos mismos libros explican por qué no lograste ser feliz: Pues porque hubo algo que hiciste mal (sin especificar el qué). Tienes que ser guay para ser feliz y si no lo logras, es porque no quieres.
Dibujan un mapa de la felicidad en el que el esfuerzo es algo negativo y con simplemente visualizar un objetivo, éste se logra. Esta otra manera de motivar también es muy dañina porque la Psicología (sobre todo la social) ha demostrado que se valora más aquello conseguido con esfuerzo que lo que se obtuvo como caído del cielo.
Algunos eslóganes vacíos que retratan la miseria formal propia de la manera de motivar en Psicología Positiva y que se repiten como mantras son:
- lo que no te mata, te hace más fuerte
- todo en la vida sucede por algo
- estar bien es más satisfactorio que estar mal
- cero traumas: Piensa en verde
- porque yo lo valgo
- tú sí que puedes porque tú sí que sí
- los pesimistas fracasan en las metas que intentan
- necesidad de creer en uno mismo para crecer
Experimentar una felicidad canalla (una vida en la que cada quien va a lo suyo sin importarle los demás) es fácil. Solo tienes que ignorar lo que no te gusta, servirte de un arsenal de frases con mensajes positivos de gran penuria intelectual, para así vivir en los mundos de Yupi.
Los mundos de Yupi sólo es una serie
¿Quieres que tu hija viva en los mundos de Yupi? ¿Quieres que esté desconectada de la sociedad y sea un loro que repite frases vacías con mensaje positivo?
La especie humana tampoco. Dado que la supervivencia humana depende de conductas de cooperación y empatía entre sus miembros, necesita tener los pies en la tierra para ello. En la adolescencia, felicidad y adaptación son reflejo de esta tendencia adulta.
Ha quedado demostrado que el decirle a las niñas que son especiales (en aras de aumentar su autoestima) solo sirve para inflar su ego y que su rendimiento decline. Has de enseñarle a tu hija que la vida son luces y sombras, y que la supervivencia depende del ajustarse a éstas. No de ajustar las luces y sombras a nosotros mismos. Como pretende la tiranía positiva al aconsejar en su librería autodidacta el eliminar de tu vida a las “personas tóxicas”.
Motivar a tu hija es muy importante para que ella se desarrolle y se ajuste a una sociedad plural.
- No llamarla “zoquete” cuando fracase en algo. Está comprobado que el insulto es mal método pedagógico y no logra el éxito de ninguna tarea.
- Transmitirle que el esfuerzo es necesario para conseguir cualquier objetivo y que este esfuerzo se traduce en una gran satisfacción una vez se alcanza la meta. En la adolescencia, felicidad y obtención de resultados positivos suelen ir de la mano.
- No le pidas más de lo que tú estimas que puede llegar. Aunque es apropiado animarla a obtener cada vez un mejor resultado, no lo es sin embargo exigírselo.
- Apoyarla cuando se desanime. Desanimarse es normal ante un fracaso y la tristeza, la rabia y la ansiedad son emociones naturales en tal situación.
- No desmotivarla proponiéndole objetivos imposibles.
- Animarla a realizar algún tipo de voluntariado durante algunas horas al mes. Con esto aprende la importancia que tiene la cooperación dentro de las relaciones humanas.
Lobotomía emocional vs. estabilidad emocional
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Llevados por ese irredento optimismo happiólogo, Lehman Brothers (una sociedad de expertos economistas) quebró en septiembre de 2008 después de haber contribuido a originar la mayor crisis económica mundial conocida hasta ahora. Otros presidentes de distintos países hicieron lo mismo.
La Psicología Positiva parte de un dualismo simplista y pueril de la realidad (pensamiento positivo genera emociones positivas y pensamiento negativo genera emociones negativas). Todo eso no es más que una falacia que ni está demostrada ni prospera. Las emociones no se dividen en positivas y negativas, sino que se conjugan entre ellas para que el individuo se adapte a la vida.
Ya Darwin aseguró que la evolución de las especies tenía su significado en la adaptación de éstas al ambiente. Además, señaló la importancia de la cooperación y la empatía (tan características de los humanos) para la supervivencia. También durante la adolescencia, felicidad y adaptación son factores sociales clave. Sin embargo, la Psicología Positiva, propone el “individualismo positivo” mediante el uso de libros de autoayuda que te aseguran que no necesitas a nadie más para “ser feliz”.
Según la Psicología Positiva se ha de evitar el dolor para ser feliz, cuando se ha demostrado empíricamente que el dolor es necesario para la curación y cicatrización de cualquier tipo de sufrimiento; sea físico o moral.
Además no cesa de caer en continuas contradicciones, por un lado te dice que no necesitas el dinero para ser feliz pero por otro advierte que leyendo libros de autoayuda conseguirás un ascenso en el trabajo, con su respectivo aumento salarial.
¿Se debe ser tolerantes con la intolerancia? Solo añadir que la psicología positiva es muy intolerante con las personas que no esconden emociones como la tristeza, el miedo, el asco o la rabia. Las que denomina “emociones negativas”. En la adolescencia, felicidad y adaptación también se convierten en un objetivo personal, eludiendo el resto de emociones.
Por ejemplo, Barbara Ehrenreich (paciente de cáncer) en su libro Sonríe o muere expone cómo la tiranía positiva deja de lado a quienes muestran todas sus emociones (“positivas” y “negativas” -que no deja de ser una distinción elaborada y falsa-). De esa manera las pacientes se sienten mal por sentirse mal y se ven abandonadas y sin apoyo por el mismo motivo.
Bibliografía consultada para escribir “Adolescencia, felicidad y adaptación”
- Álvarez González, C. J. (2009). La Psicología científica y las pseudopsicologías. Prolepsis, 2, 70-81.
- Cabanas Díaz, E. y Sánchez Gonzalez J. C. (2012). Las raíces de la psicología positiva. Los papeles del Psicólogo, 33, 172-182.
- Gaja Jaumeandreu, R. (2004). Bienestar, autoestima y felicidad. Barcelona: Novoprint.
- Pastor Ramos, G. (2009). Felicidad psíquica en tiempos hipermodernos. Prolepsis, 2, 9-19.
- Pérez Álvarez, M. (2012). La psicología positiva: Magia simpática. Los papeles del Psicólogo, 33, 183-201.
- Reeve, J. (1998). Motivación y emoción. Madrid: McGraw-Hill.
- Rogers, C. (1968). Le développement de la personne. París: Dunod.
- Urra, J. (2010). Aprender a ser felices. Prolepsis, 6, 44-45.