Aprendizaje por observación

El aprendizaje por observación es una herramienta muy potente de modificación del comportamiento en la adolescencia.
En este artículo te explicamos las claves para conseguir que tu hijo aprenda nuevas conductas a través de la imitación y el aprendizaje vicario.


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El comportamiento de un adolescente se puede explicar a grandes rasgos basándonos en tres fenómenos:

Estímulo – Respuesta – Consecuencia

Este esquema representa la forma en que la mayoría de los comportamientos se adquieren. Existe un estímulo exterior ante el que tu hijo responde y en función de las consecuencias de esa respuesta aprende si volver a actuar así o no.
Un ejemplo sencillo sería una situación en la que un niño aprende que si muerde un tenedor se hará daño en los dientes. El estímulo es el tenedor con comida. La respuesta es morder para ingerir el alimento. La consecuencia de un mordisco no controlado es que se puede producir la presión de los dientes contra el cubierto provocando dolor.
Este sencillo ejemplo demuestra como las consecuencias de una respuesta inadecuada hacen que la conducta no se repita y se aprenda una variación de la misma. En este caso tu hijo aprenderá a morder con cuidado para no llegar a hacerse daño con el cubierto.
Sin embargo hay otras formas de aprendizaje que pueden ser diferentes a este esquema.

El aprendizaje por observación.

El aprendizaje por observación es una forma de que tu hijo incorpore nuevas destrezas a su conducta sin seguir el esquema antes citado. Lo que aprende lo hace sin que se le presenten nuevos estímulos ni aparezcan respuestas por su parte.
Este tipo de fenómeno se denomina también aprendizaje silencioso, porque se produce sin tener una intención explícita de que ocurra.
Imagina que de forma imprevista tu pareja tiene que ausentarse por una urgencia. Tú estás en el trabajo y no podrás salir hasta las nueve de la noche. Tu hija Nube, de 11 años tendrá que esperar para cenar debido a la imposibilidad de organizaros en esa situación. Cuando vuelves a casa encuentras todo bien recogido y tu hija en su cama, cenada y dormida. No es algo que te sorprenda, pero te choca que hasta ese día no hubiera hecho nada parecido y que lo hiciese tan bien.
No es que Nube se niegue a poner en práctica lo que sabe hacer. Lo que ocurre es que mientras tú estás delante actúas como reforzador de su conducta, no como estímulo. Nube aprende nuevos comportamientos observando cómo te afectan a ti las consecuencias, no cómo le influyen a ella.  Esto es el aprendizaje por observación o reforzamiento vicario.

Aprendizaje vicario de respuestas.

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El salto cualitativo que se observa en Nube no se debe al estudio, ni al entrenamiento, ni a un eficaz sistema de refuerzos. La principal clave para ampliar su repertorio es la observación. Además intervienen otros subprocesos que permiten la adquisición y ejecución de los comportamientos:

  • Adquisición: se produce mediante los procesos de atención y retención.
  • Ejecución: facilitada por los procesos de producción y motivación.

Dado que el aprendizaje vicario se basa en observar la conducta de otros e imitarla, ello trae consigo el posible desarrollo de actitudes morales, o sobre la justicia o prejuiciosas. De hecho se ha descubierto que este tipo de aprendizaje observacional es responsable de la adquisición de comportamientos altamente agresivos e inadaptados.

La respuesta eres tú.

Tu hija adolescente necesita un referente adulto. Los modelos adultos efectivos que imitan los niños tienen las siguientes características:

  1. Utilizan recursos verbales y afectivos variados.
  2. Ofrecen una sensación de seguridad y estabilidad. El adolescente percibe que el adulto va a permanecer a su lado por mucho tiempo y que no se va a ir.
  3. Cuando el modelo se percibe como adulto dominante es más probable que sea imitado.
  4. Tienen afinidades físicas y de hábitos con el adolescente. Altura, piel, pelo, talla, ropa… Incluso el género influye en la ecuación. Es más probable que un modelo femenino se imite por una niña y uno masculino por un niño.

El aprendizaje silencioso resulta poco útil para terminar con determinadas conductas, pero sí es eficaz para adquirir comportamientos. El modelado se entiende mejor para explicar las conductas simples.
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Bibliografía consultada para escribir “Aprendizaje por observación”.

  • Buela-Casal, G. y Sierra, J.C. (Eds.) (2004). Manual de evaluación y tratamientos psicológicos. Madrid: Biblioteca Nueva.
  • Maldonado López, A. (1998). Aprendizaje, cognición y comportamiento humano. Madrid: Biblioteca Nueva.
Patricia Largo Baraja: Licenciada en Psicología por la Universidad de Salamanca y con dos Máster centrados en la Psicología Clínica. He elegido de forma deliberada utilizar los plurales femeninos no porque me dirija en exclusiva a las madres con hijas adolescentes. Me dirijo a madres y a padres con hijas y con hijos. Pero si queremos conseguir la equidad, los chicos adolescentes han de acostumbrarse a ser tratados dentro del grupo de LAS adolescentes, al igual que hasta ahora las chicas adolescentes han sido consideradas dentro del grupo de LOS adolescentes.