Durante su infancia tu hijo consigue dominar el mundo físico.
Ya en la adolescencia se sentirá preparado y seguro para dar el salto a explorar el entorno social.
Notarás que comienza a dar más importancia a sus amigos y la vida familiar parece pasar a un segundo plano. Empiezan las conductas de riesgo, los conflictos en casa y una aparente falta de motivación por aquello que como padre crees mejor para él.
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Ver otros videos.Pero, ¿cómo podemos explicar las características de la adolescencia a la luz de los últimos estudios científicos?
Los cambios físicos menos evidentes.
Día a día puedes ver el desarrollo externo de tu hijo adolescente. Su crecimiento, generalmente poco equilibrado, se acompaña de una maduración de las características sexuales.
Tradicionalmente se atribuía el comportamiento peculiar de la adolescencia a estos cambios externos y a las hormonas que los producen.
Sin embargo, las últimas investigaciones nos enseñan que éstos no son los principales responsables de los cambios en el comportamiento.
Si durante las primeras etapas de la infancia las células del cerebro se multiplican y crecen como las ramas de un árbol, en la adolescencia se produce una selección de las mejores. Es como si llegara el momento de podar y escoger aquellas ramas más útiles para el futuro.
De hecho, se produce una mejora asombrosa en las capacidades de tu hijo. Se va transformando en una máquina muy efectiva y con un consumo mucho más preciso de energía.
Además ocurren cambios profundos en las zonas de su cerebro que controlan la motivación y el razonamiento. Tu hijo estará mucho más dispuesto a comenzar tareas novedosas y a explorar lugares o situaciones desconocidas.
Imagínate el cerebro de tu hijo como una cebolla. Durante sus primeros años de vida se han ido desarrollando las capas más internas, que son las que se encargan de la supervivencia, la actividad inconsciente del cuerpo y la adaptación básica al entorno. Los reflejos, los sentidos o las habilidades repetitivas inconscientes son desarrollos de esta primera etapa.
En la adolescencia comienza el desarrollo de las capas exteriores, que son las más evolucionadas, encargadas del razonamiento abstracto y la toma de decisiones. Tu hijo se convierte en una persona con una alta capacidad para elegir y razonar. Se ha encontrado que a los 15 años ya es capaz de tomar decisiones igual de acertadas que un adulto.
Entonces, ¿por qué no lo hace?
Puedes ver en este vídeo los cambios físicos de Hugo, un adolescente que desde los 12 hasta los 20 años ha estado fotografiándose y ha montado la evolución de sus 2500 retratos en un vídeo sorprendente.
Afortunadamente, no todo se explica por factores físicos. El resto de cambios que experimentan los adolescentes nos permiten entender su actitud.
Cambios emocionales y en la personalidad.
La adolescencia está marcada por características de personalidad nuevas.
- Comienzan los conflictos en la familia y surgen las discusiones de forma habitual.
- Se produce una marcada inestabilidad emocional que se manifiesta en cambios de humor acusados.
- Aparecen en muchas ocasiones conductas de riesgo.
El desarrollo cerebral del que hablábamos antes es el responsable en gran medida de estas manifestaciones.
Debido al esquema de crecimiento neuronal en la adolescencia, verás en tu hijo un aumento de la impulsividad, una baja capacidad para mantener la atención en una tarea y un déficit cognitivo para valorar las consecuencias de los propios actos.
Además debido a estos cambios se ha encontrado que un adolescente tiene mayor capacidad para disfrutar de una recompensa a la vez que es mucho más propenso a experimentar miedo y sentirse amenazado.
Puede que veas a tu hijo flirtear con ideologías políticas, tribus urbanas, contenidos violentos, drogas, deportes de riesgo… Estará experimentando entre los extremos de recompensa y miedo que le producen. No existe el efecto SuperAdolescente. En el fondo, tu hijo a esta edad tiene mucho miedo, pero a la vez un deseo incontrolable de experimentar y obtener placer con lo nuevo.
¿Curioso no? Pues nos queda lo mejor.
Los cambios sociales.
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Llegamos al punto clave del proceso que explica muchas de las dudas que te surgen para entender las características de tu hijo adolescente.
En este apartado tienes que cambiar tu esquema mental. Imagínate que lo más importante para ti en tu vida fuera:
- Mejorar tu autoestima. Aún no sabes si lo que haces es correcto para los demás. Tienes dudas de cómo reaccionará la gente ante tu personalidad, tu comportamiento o tus valores.
- Ser aceptado por tu grupo de referencia. Desde que te levantas por la mañana tienes en mente la necesidad de pertenecer a una pandilla de amigos en la que te sientas integrado y aceptado.
- Lograr tu identidad. Y para terminar de complicar las cosas ni siquiera sabes quién eres tú realmente.
Pues estas tres actitudes son las que se demuestran más poderosas en la vida de un adolescente. Esto significa que sus decisiones se van a basar en ellas de forma prioritaria.
Antes hablábamos de que a los 15 años tu hijo ya tiene un razonamiento equiparable al de un adulto. Pues bien, los estudios lo han demostrado así, PERO sólo en situaciones de estabilidad emocional. Es decir, en el momento en que alguno de los tres puntos que acabamos de explicar participa en el proceso de decisión y lo perturba, la balanza se inclina hacia ellos.
¿Por mucho que la decisión que tome pueda afectar a su salud y pueda tener consecuencias negativas para el resto de su vida?
¿Por mucho que vea cómo sufrimos en la familia por sus decisiones?
¿Por mucho que intente razonar con mi hijo para que no lo haga?
Como te puedes imaginar la respuesta a las tres preguntas anteriores y a todas las que se te puedan ocurrir es SÍ.
El problema adolescente y sus soluciones.
Vale, hemos exagerado un poco. Como padre puedes ayudar a cambiar las decisiones de tu hijo a través de razonamientos y discursos. Pero lo que nos enseñan las investigaciones es que éste no es ni de lejos el método más efectivo.
Y entonces, ¿qué podemos hacer para aprovechar todo esto?
Manos a la obra. Pongamos la investigación al servicio de la Educación.
Desde Padres en la Nube te proponemos varias soluciones generales. Tendrás que ser creativo y aplicarlas a tu caso concreto.
- Como hemos visto, los adolescentes son malos razonando en situaciones de inestabilidad emocional. Es decir, cuando alguien que les puede ofrecer un refuerzo social les pone en un compromiso, están perdidos. Por una buena estrategia es que se mantengan las normas en esta etapa. A veces pecamos de permisivos con los adolescentes a estas edades porque pueden dar la impresión de ser razonables, pero no olvidemos que en situaciones de presión social estarán comprometidos. Un ejemplo general sería endurecer las prohibiciones de venta de tabaco y alcohol a jóvenes menores de edad. Si tu hijo no puede tener la opción de equivocarse no lo hará.
- Hemos reflexionado sobre la importancia del grupo de referencia de tu hijo. No podemos hacer que sus iguales dejen de influirle, pero sí podemos intentar mediar en las amistades que frecuenta. Apuntarle a determinadas actividades para que se relacione con otros adolescentes “más sanos” ayudaría a que se limiten las posibilidades de caer en conductas de riesgo. Otra estrategia podría ser mantener un contacto estrecho con los padres de los amigos de tu hijo. Si entre todos los padres se inculcan ideas claras en cada miembro del grupo, puede que el resultado final de las decisiones del conjunto sea más positivo. Además, aunque es complicado, no descartes que tu familia se convierta en un grupo de referencia para tu hijo. Trata de ofrecerle nuevos estímulos sociales y piensa que eres un guía para su descubrimiento.
- Una tercera herramienta de la que te puedes servir es tratar de mejorar la autoestima de tu hijo. Él va a necesitarlo porque es una de sus motivaciones en esta etapa y aunque creas que no te escucha cuando le animas, realmente lo hará. También puedes mediar para que sus amigos u otros adultos que tengan contacto con él le reconozcan y le feliciten si realmente lo merece. Así no tendrá que buscar mejorar su autoestima en otras situaciones menos adecuadas.
- Ahora sabes que tu hijo es bueno tomando decisiones en frío. Imagina que ves llegar una situación en la que se va a equivocar. Por ejemplo, sospechas que va a quedar con algunos amigos que no le convienen. Es el momento de actuar rápido y aprovechar su capacidad de razonar cuando está tranquilo. Habla con él en casa, en un rato que esté receptivo y sosegado. Plantéale la situación de una forma razonada. Intenta que en ese mismo instante tome una decisión contraria a sus planes que sea irreversible. Puedes tratar de que vaya contigo al cine en vez de quedar con esos amigos que no le convienen y compra las entradas en ese mismo momento.
- También hemos analizado que las decisiones de tu hijo adolescente se mueven entre el miedo y la búsqueda de recompensas. Si ves que la cosa se te va de las manos, no dudes en poner sobre la mesa lo negativo de sus decisiones para que el miedo sea más fuerte que el refuerzo. No descartes utilizar vídeos de Internet para ser explícito sobre las posibles consecuencias de las conductas de tu hijo si ves que la situación es muy complicada.
- Por último la investigación ha encontrado que la actividad física y deportiva en la adolescencia puede proporcionar algunos de los efectos neurobiológicos que se derivan de la implicación en conductas de asunción de riesgos. Es decir, que el deporte ayudará a tu hijo a “quitarse el mono” de meterse en problemas.
Te dejamos un vídeo que nos encanta, cortesía de Hirukide, la federación de asociaciones de familias numerosas en el País Vasco. Contiene el mensaje de los abuelos de adolescentes a los padres.
Bibliografía consultada para escribir “Características de la adolescencia”
- Oliva Delgado, A. (2007). Desarrollo cerebral y asunción de riesgos durante la adolescencia. Apuntes De Psicología, 25(3), 239-254. Recuperado del artículo Desarrollo cerebral y asunción de riesgos durante la adolescencia
- Romer, D. (2010). Adolescent Risk Taking, Impulsivity, and Brain Development: Implications for Prevention. Dev Psychobiol, 52(3), 263–276-263–276. Recuperado del artículo Adolescent risk taking, impulsivity, and brain development: Implications for prevention
- Oliva Delgado, O., & Antolína, L. (2010). Cambios en el cerebro adolescente y conductas agresivas y de asunción de riesgos. Estudios De Psicología, 31(1), 53-66. Recuperado del artículo Cambios en el cerebro adolescente y conductas agresivas y de asunción de riesgos