Prevención de la violencia de género: equidad y adolescencia

Dentro de la  prevención de la violencia de género hay que entender el concepto de equidad de género.
Se refiere a los derechos humanos y la justicia social. Reconoce que las necesidades de hombres y mujeres no solo son diferentes, sino que han de ser identificadas para tratarlas y corregir el desequilibrio observado entre ambos.
En este artículo trataremos de abordar las posibles formas de prevenir la violencia de género en tu familia y ayudarte en esta labor con tu hija adolescente.


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Educar en igualdad o cómo meter la pata

Tal y como se señalaba en otro artículo sobre violencia de género en la adolescencia 40.000 chicas de entre 14 y 19 años habían sido víctimas de la Violencia de Género. Además, se observa que educar en Igualdad para prevenir la Violencia de Género en adolescentes no funciona. Pero, ¿por qué?
Básicamente porque la Igualdad es una falacia y formar a adolescentes sobre dicho concepto es insultar su inteligencia. Hombres y mujeres somos diferentes. Pensamos, sentimos y reaccionamos de forma distinta.
Por otro lado, está claro que las campañas de información son inútiles a la hora de modificar actitudes: ¿Acaso no saben los fumadores lo perjudicial que es el tabaco y siguen fumando?
La sensibilización en cuanto a Violencia de Género debería estar encaminada a observar todas las diferencias existentes entre los distintos sexos. A partir de ahí desliarlas de sus respectivos roles de género y luchar contra la discriminación o su eufemismo: Desigualdad.
Lo más adecuado sería llevar a cabo ensayos de conducta o role playing. En ellos cada persona ensayaría conductas del otro sexo y observaría cómo se le discrimina o no, dependiendo de cada situación. De esta forma se lograría desarrollar una empatía que influya en la actitud.
Otra falacia a desmentir para lograr la prevención de la violencia de género, es el bulo de que el feminismo es un movimiento social que favorece a la mujer (acepción del Diccionario de la Real Academia española). En realidad es un movimiento que lucha por conseguir los mismos derechos para las mujeres que los hombres en el acceso a: educación, sanidad, empleo, etc.
Este movimiento pelea por conseguir la Igualdad de oportunidades para las mujeres y está basado en el concepto de equidad.

Estudiando discriminación con tu hija para la prevención de la violencia de género.

Aunque seguramente tu hija reciba formación para prevenir la Violencia de Género, estos cursos tendrán poco efecto si en el entorno familiar (aparte ya de lo que ve en la sociedad) observa conductas y modelos no paritarios.
Quizá desees que tu hija tenga las mismas oportunidades que otras personas de su edad con distinto sexo, que reciba el mismo salario o que respeten sus argumentos con independencia de su aspecto físico. Sería lo más lógico.
Pero pueden darse las siguientes situaciones:

  1. Que en tu hogar exista una posición positiva y abierta frente al feminismo, que se entienda este movimiento social y se respalde activamente.
  2. Que se acepte el patriarcado como sistema social adecuado en el que la mujer está para servir al hombre (cocinar, limpiar, estar guapa, darle hijos y no llevarle la contraria).
  3. Que tu pareja y tú mantengáis posiciones encontradas en lo referente a equidad de género e igualdad de oportunidades. En este caso lo mejor es que llegues a un acuerdo con tu pareja para mostraros firmes ante tu hija.
  4. Que tu hija mantenga actitudes diferentes a las vuestras. Ella es muy capaz ya de decidir por sí sola y posicionarse como prefiera. Así puede que tu hija:
    • sea afín al patriarcado pero tú y tu pareja no.
    • sea afín al feminismo pero tú y tu pareja no.

Ninguna valoración es mejor que otra ya que son decisiones de índole personal y todas son igualmente respetables. Aunque cuando se trata de la prevención de la violencia de género, lo más idóneo es que en tu hogar se asuma la importancia del feminismo para luchar contra esa lacra y que tu hija coincida contigo.
No es fácil imbuirse en el feminismo de golpe y tener claros desde el principio los conceptos de patriarcado, machismo y “micromachismos“. Como madre también debes formarte para identificar conductas discriminatorias propias del patriarcado como, por ejemplo, son los estereotipos sexistas que pautan qué conductas son apropiadas según el género.

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El propio patriarcado dicta qué es feminismo y qué no. También es una elaboración del patriarcado el término Igualdad, que lo utiliza en sustitución del de feminismo y así evacúa a las féminas.

  1. Utilización genérica del plural femenino: debido al androcentrismo característico del patriarcado, jamás se cuestionó en los últimos cinco siglos el hecho de que se utilizase de manera genérica el plural masculino. Durante todo este tiempo las mujeres han soportado un trato que obviaba su género (féminas) y las ninguneaba. Así pues, los próximos cinco siglos se debería utilizar como genérico el plural femenino.
  2. Uso coherente de la lingüística: se asume que todo diccionario sigue un riguroso orden alfabético a la hora de incluir los distintos vocablos que contiene. Sin embargo, cuando se buscan términos como abogada o psicóloga; hay que ir hasta su entrada masculina (abogado y psicólogo). ¿Por qué esta excepción? Si por orden alfabético la “A” es anterior a la “O”, debería ser al revés. Saltarse el orden debido a apreciaciones de género supone una clara discriminación sexista que nada tiene que ver con la carrera profesional.
  3. Apoderamiento de la anatomía y sexualidad femeninas: la formación de los órganos femeninos se explica como un proceso cuya génesis depende de los del hombre. Así, se entiende que el clítoris es un pene pequeño que no evolucionó, o que las glándulas para-uretrales de Skeme equivalen en el hombre a las glándulas prostáticas. Pero, ¿cuáles son los órganos masculinos en los que útero y glándulas mamarias tienen su homólogo morfológico?
  4. Reconquista del espacio abierto urbano: la calle es territorio masculino y una mujer que camina sola por ella está desprotegida y ansiosa: Con miedo a ser interpelada con “piropos” intimidantes. Es paradójico que los mismos que atacan mujeres sean quienes se rajen las vestiduras al saber que “su chica” volvió a casa sola y de noche.

¿Tiene futuro el patriarcado?

Lo que está claro es que el patriarcado (como sistema de organización económico, social y familiar) abarca gran parte del presente y apenas ha evolucionado en los últimos cincuenta años.
Ha sido uno de los obstáculos más importantes a derribar en la prevención de la violencia de género. Además, este sistema muchas veces es confundido con uno de sus productos “estrella”: Machismo.
El machismo es una actitud individual que mantiene una persona y por lo tanto se puede modificar en cierta manera. El patriarcado es un sistema que organiza la sociedad en base a relaciones de poder/sumisión entre hombres y mujeres, y que se ha perpetuado durante siglos.
La labor de echar abajo esta realidad patriarcal pasa por diferenciar una cosa de otra, concienciar a la sociedad sobre el necesario abandono del patriarcado de cara a renovar las nociones actuales por otras más justas y castigar las conductas que humillan, ningunean, cosifican y discriminan a la mujer.
Al frente, para lograr una prevención de la violencia de género, se vislumbra un largo camino. Pero lo más importante es que existe dicho camino: Feminismo, Equidad e Igualdad de oportunidades.
De acuerdo con la declaración de principios de la Organización Mundial de la Salud, la cual pretende avanzar hacia la Equidad de Género, la OMS realizó diversas recomendaciones (2002, 2003 y 2008):

Para conseguir los más altos niveles de salud, las políticas sanitarias deben reconocer que las mujeres y los hombres, debido a sus diferencias biológicas y a sus roles de género, tienen diferentes necesidades, obstáculos y oportunidades.

Este enfoque considera, además, al género. Esto es, que una cosa es la diferencia sexual y otra las atribuciones e imágenes sociales que se construyen y se aceptan teniendo en cuenta dicha diferencia. El objetivo de la OMS, así como de la Comunidad Europea es esbozar políticas sanitarias que mejoren la calidad de vida y eliminen las inequidades en salud de mujeres y hombres. Y esto se hace fundamental en la prevención de la violencia de género.
La Organización Mundial de la Salud dio con ello un importante paso en el camino para derribar el sistema patriarcal.

Bibliografía consultada para escribir “Prevención de la violencia de género: equidad y adolescencia”

  • Fernández González, A. M.ª (2011). Educación y prevención en violencia de género en adolescentes. Prolepsis, 10, 25-39.
  • García-Vega, E. (2011). Acerca del Género y la Salud. Los Papeles del Psicólogo, 32 (3), 282-288.
  • Granados Urbán, P. (2015). La tarea de ser padres hoy. Prolepsis 19, 42-46.
  • Martín Pérez, V. y Abril Herrero, M. F. (2011). Estrés Post-traumático en Mujeres víctimas de Violencia de Género. Prolepsis, 9, 33-39.
  • Martínez Gallego, E. M.ª (2010). La Violencia de Género en la ley 1/2004, de 28 de diciembre, de medidas de protección integral contra la Violencia de Género y el papel fundamental de los peritos psicólogos. Prolepsis, 6, 22-43.
Patricia Largo Baraja: Licenciada en Psicología por la Universidad de Salamanca y con dos Máster centrados en la Psicología Clínica. He elegido de forma deliberada utilizar los plurales femeninos no porque me dirija en exclusiva a las madres con hijas adolescentes. Me dirijo a madres y a padres con hijas y con hijos. Pero si queremos conseguir la equidad, los chicos adolescentes han de acostumbrarse a ser tratados dentro del grupo de LAS adolescentes, al igual que hasta ahora las chicas adolescentes han sido consideradas dentro del grupo de LOS adolescentes.