Mantener la habitación ordenada en la adolescencia

Mantener la habitación ordenada en la adolescencia
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En este artículo te ofrecemos algunas claves para trabajar en familia. Vamos a analizar en detalle de qué forma puedes conseguir que tu hij@ adolescente logre mantener la habitación ordenada. Nos basaremos en diversas aproximaciones y consejos procedentes del ámbito de la Psicología y de la Educación Social.

Cuando llega la adolescencia parece que el orden y las responsabilidades en el hogar pasan a un segundo plano. Tu hij@ adolescente destina su energía y tiempo a otros menesteres menos terrenales que ordenar su cuarto. En muchas ocasiones montañas de ropa terminan acumuladas sobre las sillas, en el cuarto de baño o detrás de la puerta.

Hay un cálculo sencillo que alerta de la importancia de mantener una organización de las pertenencias. Imagina que tu hij@ invierte 5 minutos al día en buscar algo de sus cosas que no encuentra porque está perdido entre toneladas de ropa. Al final del año habrá malgastado más de 30 horas de su vida en esta tarea completamente prevenible.

Esta pérdida de tiempo unida a la ansiedad que provoca este tipo de situaciones y los continuos conflictos en casa ponen en valor la importancia del orden. Hay algunos profesionales que se dedican a este ámbito y que han estudiado y trabajado con personas realmente desordenadas. En sus libros y ensayos sobre el tema dejan patente la importancia de la organización personal y sus ventajas e inconvenientes.

Marie Kondo afirma que ordenar los objetos personales va más allá de lo material y que es una forma de ordenar la vida. Meik Wiking recoge toda una tradición nacional de Dinamarca en su libro sobre el Hygge que aporta felicidad a través del entorno y los espacios acogedores.

Aunque muchas veces la razón pura no funcionarán en la lógica de tu hij@ adolescente. Puede ser una forma de llegar a un cambio de conducta si su personalidad está orientada a una comprensión del mundo algo más racional y alejada de lo emocional. Sin embargo, si tu hij@ es una persona más creativa y con una mentalidad más dispersa te ofrecemos también algunas recomendaciones para lidiar con este problema y tratar de conseguir un cambio de conducta por su parte.

No siempre es fácil ordenar el cuarto cuando la motivación principal en la vida no está en casa y se mantiene centrada en la vida social o en el grupo de amistades. El propio desarrollo cognitivo y neuronal de tu hij@ adolescente hace que su atención destinada a este tipo de tareas estructuradas sea menor. Por ello es fundamental que entiendas la problemática en profundidad y que en función de las características de tu hogar apliques unos u otros métodos educativos.

¿Cómo trabajar con tu hij@ para que sea capaz de mantener la habitación ordenada?

Existen varias opciones para trabajar este comportamiento en familia. Aquí te vamos a mostrar algunas variantes de técnicas psicológicas aplicadas a la conducta en concreto. Recuerda que cada una de ellas será más o menos efectiva en función de la personalidad de tu hij@ y de las habilidades familiares con las que cuente tu hogar. Al final te ofrecemos algunas soluciones creativas que familias como la tuya han aplicado con éxito al mismo problema.

Trabajar la conducta con una motivación interna

Los cambios de comportamiento pueden deberse a que la persona analiza la conducta y considera que es adecuada por diversas razones relacionadas con el comportamiento mismo. Vamos a ver diferentes opciones dentro de esta primera aproximación para ayudar a tu hij@ a mejorar.

Centrarse en la lógica del comportamiento

Existe una primera opción que pasa por hacer un trabajo específico centrado en la conducta per se. Es decir, utilizar técnicas que se basen en que tu hij@ entienda el comportamiento en sí mismo y lo interiorice como importante en su vida.

Para ello en primer lugar puedes trabajar desde una perspectiva positiva. Lograr que tu hij@ entienda las consecuencias deseadas que tiene esa conducta y a partir de esa comprensión modifique su comportamiento.

Para ello deberíais reflexionar juntos sobre estos efectos provechosos que tiene mantener la habitación ordenada:

  1. El orden ayuda a encontrar antes las cosas y se ahorra mucho tiempo de búsqueda si todo está en su sitio. Un cálculo sencillo. 5 minutos al día invertidos buscando algo desordenado suponen un acumulado de 30 horas al año de búsqueda. A la larga serán más de 80 días completos a lo largo de la vida.
  2. Permite suprimir elementos innecesarios de la mente al no tener distracciones que puedan acaparar la atención en cualquier momento. Si tu hij@ adolescente está estudiando pero descubre de repente una pelota tirada en la silla de su habitación es probable que deje la actividad del estudio para jugar.
  3. Previene ante los accidentes domésticos. Si el suelo de la habitación está plagado de objetos es muy probable que en algún momento alguien se tropiece con ellos y pueda hacerse daño.
  4. En general ser ordenado ayuda a transmitir una imagen de confianza y eficacia. Entregar un trabajo bien ordenado en el instituto es siempre una buena carta de presentación.
  5. Un espacio ordenado y limpio genera sensación de control y serenidad. En Dinamarca conocen como Hygge a esa sensación de tranquilidad que transmiten los espacios. Meik Wiking lo explica en su libro sobre el tema.

De la misma forma también puedes trabajar con las consecuencias negativas de este comportamiento. Mantener la habitación ordenada lleva asociados una serie de resultados indeseables que es importante que tu hij@ conozca para poder actuar en consecuencia y comenzar a mejorar su actitud.

Busca un momento tranquilo e intenta reflexionar con tu hij@ adolescente sobre las siguientes consecuencias negativas de la conducta de mantener la habitación ordenada.

  1. Genera más ansiedad y mayores tasas de estrés. Marie Kondo, una experta de la organización doméstica señala que organizar la habitación ayuda a organizar tu vida.
  2. Se pierde mucho tiempo de vida buscando cosas entre montañas de objetos tirados. Recuerda el cálculo de más de 80 días de vida perdidos.
  3. Es una fuente de accidentes y continuos riesgos domésticos.
  4. Desde una perspectiva social y generalista, el desorden acarrea una falta de confianza por parte de los demás.
  5. Es posible que entre el desorden hayan quedado restos de comida y esto puede atraer a determinados insectos o microorganismos insanos.
Plantear la conducta como un logro en sí mismo

Otra de las estrategias que puedes utilizar empleando la motivación interna es aprovechar la aspiración al logro. Algunas personas están más motivadas a conseguir objetivos por el simple hecho de lograrlos.

Si en la personalidad de tu hij@ detectas este tipo de motivación intrínseca por superar nuevos retos busca una estrategia para utilizarla en tu favor. Para ello deberías aplicar esta motivación a la conducta. Lo ideal es que mantener la habitación ordenada se convierta en un reto. Que sea un auténtico estímulo en el día a día de tu hij@ y que lo interiorice como algo personal que quiere conseguir dominar.

Plantear la conducta como una meta

En este tercer tipo de motivación intrínseca lo que se busca es que se realice la conducta porque es motivadora en sí misma. Por ejemplo, tu hij@ estudia una asignatura porque le gusta, no porque quiera aprobarla y superar el examen final.

En este caso puedes plantearte como objetivo que el comportamiento mantener la habitación ordenada sea motivante en sí mismo para tu hijo. Que disfrute con la conducta porque le guste realizarla sin más.

Este tipo de actuaciones basadas en la motivación interna funcionan mejor con los adolescentes que tienen una personalidad más racional y una forma de pensar más lógica. Para aquellos que son más emotivos y que se dejan llevar más por sus sentimientos se pueden buscar otro tipo de alternativas más específicas y no tan centradas en la parte racional del problema.

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Trabajar la conducta con una motivación externa

Tu hij@ estará motivado por factores que no tienen que ver con la conducta de mantener la habitación ordenada en sí misma. La motivación en este caso está determinada por otras variables más relacionadas con el contexto o la situación en la que se produce el comportamiento.

Utilizar una motivación social

En este primer apartado la motivación que determina la conducta tiene que ver con las relaciones personales. Tu hij@ modulará su comportamiento porque se verá influido por la situación emocional del grupo que le rodea. Cambiará su conducta porque no quiere hacer daño a otra persona a la que siente que molesta con su actitud. O porque quiere mantener la relación con alguien y a través de la conducta piensa que lo logrará. O simplemente porque quiere destacar en el grupo.

Tu papel en este caso es dejar claras las consecuencias personales que para ti o para el entorno tiene su actitud. Tu hij@ debe conocer de primera mano que su comportamiento respecto a mantener la habitación ordenada afecta a otras personas.

Es posible que la importancia que tiene para ti esta conducta te lleve a experimentar sentimientos profundos. Estas emociones pueden dificultar la comunicación con tu hij@ cuando intentas hablar de este tema y terminar el diálogo en una discusión.

Por ello es clave que te prepares mentalmente para afrontar la charla con total tranquilidad. El mensaje será mucho más efectivo y conectarás con el lado racional de tu hij@. De esta forma podrá procesar la información que luego le permita regular su comportamiento.

Emplear recompensas como motivación de cambio

Las recompensas o refuerzos positivos son un potente estimulador para el cambio de conducta. Hay personalidades que tienden a funcionar en base a criterios de recompensa. Ir a trabajar por ganar un sueldo a final de mes es una forma de motivación por recompensa muy habitual en nuestra sociedad.

Puedes emplear las herramientas de motivación de Padres en la Nube para conectar con tu hij@ adolescente y otorgarle recompensas relacionadas con la conducta de mantener la habitación ordenada.

Asociar pérdida de privilegios o castigos a la conducta

Un importante tipo de motivador es la evitación de un castigo. Si se esperan consecuencias negativas por realizar una conducta, habrá más probabilidades de que no se lleve a cabo.

La clave aquí es que tu hij@ asocie de forma inequívoca una consecuencia negativa cuando presente un comportamiento inadecuado a la hora de mantener la habitación ordenada. De esta forma dejará de responder de manera inadecuada para evitar el efecto indeseado.

Cambio de comportamiento por modelado o por imitación

En la educación de adolescentes el modelado y la imitación son dos factores clave de cambio de conducta. Tu hij@ necesita un guía en todo su proceso madurativo y puede ir cambiando la imitación de conductas desde su núcleo familiar a sus amigos e iguales.

La clave aquí es que para que se establezca un proceso de modelado correcto tu hij@ debe tener una figura de referencia a la que imitar. Lo ideal para modelar la conducta de mantener la habitación ordenada es que tú mism@ seas el referente a imitar. De esta forma te asegurarás de que tu hij@ cambia su conducta para parecerse a ti.

En el caso de que no sea posible esta imitación ten en cuenta que también se puede producir desde su grupo de referencia. Asegúrate que tu hijo tiene un grupo de amigos sano y que tiene modelos de referencia adecuados para su edad.

Soluciones creativas para la conducta

Te dejamos algunas soluciones diferentes que han funcionado en algunas familias. Siempre puedes probar a aplicarlas en tu hogar para que tu hij@ logre mantener la habitación ordenada

  1. Para nosotros el método de Marie Kondo fue clave. No sólo ayudó a nuestra hija adolescente, sino que toda la casa quedó organizada de forma mucho más efectiva.
  2. Nuestro hijo comenzó a ordenar su habitación cuando aplicamos el método sueco que reza: un lugar para cada cosa y cada cosa en un sólo lugar. Le facilitamos espacios concretos para guardar cada una de sus pertenencias de forma que no hubiera duda de dónde tenía que colocar cada objeto. Eso parece que ordenó su mente y le ayudó.
  3. En nuestro caso nos funciona muy bien hacer semanas temáticas. Pautamos un día de limpieza semanal y nos motivamos todos para decorar la habitación y la casa con alguna temática especial. Por ejemplo, la semana de México o la semana del amor. Así con la excusa de preparar un juego familiar organizamos la casa. Llegamos incluso a preparar comida sobre ese tema y poner música relacionada. Es muy divertido. No siempre tenemos tiempo, pero funciona muy bien cuando lo hacemos.

Contexto del comportamiento

La conducta "Mantener la habitación ordenada" está enmarcada dentro de la categoría "Orden del adolescente". Dentro de esta categoría además encontramos las siguientes conductas relacionadas: "Mantener el armario ordenado", "Mantener las dependencias comunes ordenadas", "Cuidar y ordenar las pertenencias (ropa, juguetes, material escolar…)".

Todas estos comportamientos por lo tanto pertenecen a la categoría general "Actividades y tareas del adolescente", una de las tres divisiones de conductas principales en Padres en la Nube junto a "Relación del adolescente con los demás" y "Salud del adolescente".

Mapa de conductas help_outline

Bibliografía consultada para escribir Mantener la habitación ordenada en la adolescencia

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Soy Psicólogo de formación, aunque hace un tiempo orienté mis estudios hacia la Ingeniería informática. Mi profesión me ha llevado a la socialización de adolescentes en centros de menores y al desarrollo de proyectos tecnológicos. En mis años de experiencia he sistematizado esquemas de trabajo eficaces con graves problemas y conflictos adolescentes. Padres en la Nube es la unión de mis dos pasiones: la tecnología como herramienta para la mejora social y la adolescencia como etapa de cambio y transformación.

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